Ing. Justo Castillo Freire MSc.
Ecuatoriano, nacido el 25 de diciembre de 1957; actualmente radicado en Quito. Ingeniero, especializado en Desarrollo Rural, Máster en Planificación del Desarrollo Socio-económico y Magíster en Docencia Universitaria e Investigación Educativa (coautor de dos tesis de posgrado). Profesor universitario en las cátedras de Filosofía, Economía Política, Política Económica, Teoría Política, Poder y Liderazgo, Sociología, Administración, Gerencia Social, Planificación del Desarrollo, Diseño de Proyectos de Inversión Financiera y Social. Su principal obra: «La Nueva Concepción de la Historia» (2019). De adscripción política Marxista-Leninista estalinista; hasta hace tres décadas (1990), militante político activo.
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Como lo aseveran Konstantinov (Fundamentos de la filosofía marxista) y el marxismo-leninismo (Manual de marxismo-leninismo), el socialismo no se produce de modo espontáneo al interior del capitalismo (empero, el sujeto y su conciencia en coherencia: el proletariado, sí lo hace); no obstante, el comunismo (la automatización, la inteligencia artificial: “… a cada quién según su necesidad” –K. Marx: El programa de Gotha), como se trata de un hecho natural, sí se genera materialmente en el seno del último sistema de clases. El socialismo es el típico proceso profundo de intervención de la razón, de cierto sector de la humanidad (la clase obrera y su Partido) en la modelación de la historia (de dejar de ser su marioneta; de someterse a las leyes del mercado).
De las comunidades originarias, contrariamente a la interpretación que hace por ejemplo el Sr. Dussel respecto de la carta de Marx a Vera Zasúlich, no se puede saltar directamente al comunismo, o sea, no es posible hacerlo del incipiente o casi nulo conocimiento y progreso de la técnica al máximo desarrollo de estos (la robótica inteligente). En todo caso, si en la Esfera existiese un segmento humano mayoritario, que ha pasado ya por la diversas etapas de desarrollo de la fuerza productivas, de modo que la automatización le haya puesto en el comunismo; sólo entonces las formas inferiores de vida en cuanto a su progreso material, podrían ser inducidas a realizar ese salto; caso contrario: ¡no!
Las relaciones sociales (humanas, en sentido abstracto) dependen totalmente de las fuerzas productivas; el develamiento de este hecho (del carácter de “cosa”, en el sentido durkheimiano, de la conformación de la realidad social, que permite encontrar la regularidad del acontecer histórico y otorgar cientificidad a su tratamiento subjetivo), es uno de los tantos méritos de Marx. Un niño, con juguetes y con mitos (con su cuerpo y su psiquis aún no desarrollados), no puede pasar de súbito a viejo y a la racionalidad. Este algoritmo reflexivo, naturalmente deploran los Sres. Dussel, Bautista, Grosfoguel,… como en su momento lo hizo Gramsci con su tesis de la “voluntad creadora”; en una palabra: lo hacen los indeterministas en general. Pero el “paraíso marxista”: el comunismo, está en perspectiva, de todos modos.
La forma humana de equidad, armonía, belleza, siempre con trabajo humano (el comunismo, en términos clásicos), para un sector se alcanza mediante la revolución; por la justicia, la moralidad, la solidaridad y la alta racionalidad, según otro. Para esta reflexión, el “paraíso marxista” (el comunismo) es el período último de existencia humana, al cual se llega ineluctablemente de modo natural a través del grado máximo de desarrollo de las fuerzas productivas (hecho que fundamentalmente viene mediado por la “lucha de clases”): la automatización; esa etapa adviene efecto del avance de la ciencia, del conocimiento (positivista), de su aplicación técnica, proceso que de modo operativo se rige por la acción de la ley marxista de la “tendencia decreciente de la tasa de ganancia”.
Hecho previo consiste la conformación de una humanidad respecto de la que el autómata ha puesto el trabajo a un costado (K. Marx: Los grundrisse). Sobre todo el trabajo productivo sale de la escena de los vivos, o sea, aquel que se somete al capital y que produce plusvalía; pero también el trabajo manual en general: la acción que propende dotar de los productos para atender la reproducción material del Género ha perdido su carácter de esencialidad; lo cual quiere decir, que la proveeduría viene dada por la operación de las máquinas, mientras que las promociones humanas de entonces se regirán por la ley del “valor” de usufructo, por tanto, ellas se dedican a producir la idea y el trabajo intelectual pasa a convertirse en la completa forma de actividad superior. La formación capitalista es la edad clave en el proceso histórico general (su misión es producir la base material del mundo nuevo: K. Marx); la revisión de las posiciones subjetivas respecto de esa etapa, es necesaria.
1) Hipótesis sobre su reproducción ilimitada: laissez faire y tradición keynesiana: el capitalismo es capaz de reproducirse a sí mismo automáticamente y/o con regulación; la reproducción puede ser fácil y eficiente (enfoque neoclásico) o errática y derrochadora (Keynes), pero, abandonado a sí mismo o dirigido adecuadamente, se equilibra y puede vivir por siempre. 2) Crisis económica, tasa decreciente de ganancia: límites y término del sistema. Supuesto sobre el capitalismo como sistema incapaz de ampliarse por sí mismo; a.- subconsumismo (el consumo determina la producción): requiere una fuente externa de demanda (crisis de sobreproducción), su reproducción está regulada por factores externos; b.- teoría del capitalismo como sistema de acumulación autolimitado: estrangulamiento de ganancias: brecha de salarios; y, tasa decreciente de ganancia (Valor, acumulación y crisis: Anwar Shaikh).
Brecha de salarios (estrangulamiento de ganancias): versión marxista. “Si la clase obrera es capaz de poner al sistema de rodillas gracias a sus demandas salariales, entonces quizá sea ya suficientemente fuerte para resistir los ataques contra esos salarios reales que son parte integrante del proceso de su ´recuperación´. Incluso, quizá sea suficientemente fuerte para ´resolver´ la crisis mediante la toma del poder estatal” (Idem.). Pero, la propia acumulación de capital marca límites objetivos dentro de los cuales quedan confinadas las luchas por los salarios, razón por la cual, generalmente, la tasa de explotación aumenta”. “En realidad, Marx afirma que la tasa de ganancia disminuye porque los trabajadores son explotados más, y no menos» (Idem. Ibídem.). Y el desempleo tecnológico torna tradeunionistas a los trabajadores con empleo. Uno de los efectos (los salarios regulan la ganancia), puestos como causa. Por tanto, es pertinente la tesis que sigue.
La “Ley económica …(de movimiento: el capitalismo no está regulado por decisiones conscientes sino por relaciones cosificadas –la lógica del sistema)… más importante de la Economía política” (K. Marx): la “tendencia decreciente de la tasa de ganancia”. El capitalismo es un sistema de acumulación turbulentamente dinámico, en el que se presentan fluctuaciones que oscilan en torno de una tendencia de crecimiento internamente generada (su expansión es la norma y no el estancamiento). En su seno existen fuerzas que socaban en forma progresiva su solidez; el factor central de la crisis es la tendencia de la acumulación a erosionar la tasa media de ganancia, efecto de sus propios principios de operación (A. Shaikh).
Quién determina el nivel de inversión es la ganancia. ¿Qué fuerzas hacen posible la reproducción ampliada del capital? (¿Cuál es la base de su rentabilidad y qué determina su nivel?); lo son la “masa” de plusvalía y la productividad del trabajo. ¿Cómo desarrolla el capitalismo esa base y que efecto tiene sobre él? Con la ampliación de la jornada de trabajo (plusvalía absoluta) y/o con su intensificación (plusvalía relativa: la maquinización, la automatización); su efecto: la tendencia de la tasa de ganancia a caer. Lo paradójico: los propios medios por los cuales aumenta la tasa de explotación (composición orgánica del capital elevada) tienden a reducir la tasa de ganancia (la creciente productividad el trabajo se manifiesta en una rentabilidad decreciente del capital).
“Rentabilidad decreciente significa tasas de acumulación decrecientes y competencia feroz entre capitalistas (nacionales e internacionales) por mercados, materias primas y fuerza de trabajo barata. A medida que son eliminados los capitales más débiles, la concentración y la centralización económicas (es decir, el ¨monopolio´) aumentan… cada vez más se hace necesario que los capitalistas arremetan contra los salarios, ya directamente, mediante mecanización…” (A. Shaikh). El capital paulatinamente saca al trabajo de la escena histórica y lo hace a su vez consigo mismo; los contrarios han sido anulados en conjunto; y, abstraídos los dos, el sistema deja de ser. El proceso de producción se ha tornado formal, dado que el trabajo manual ha cedido, la ley del valor de cambio de igual modo, mientras que en el “paraíso”, la Especie (frugal, hierática), una vez superada la política, solamente procede (científicamente) a producir la idea.
En efecto, puesto que de los dos “entretenimientos” significativos que tiene el ser humano, esto es, el político (Marx: sólo los animales no se inmutan frente al dolor de sus semejantes) y científico (“dejar” este mundo –pasar al estado inerte de la materia- con el mayor conocimiento del mismo), superada la larga formación clasista de la humanidad, una vez que el “modo de acumulación” capitalista ha cesado (ley del “valor de cambio” y ley del “valor de uso” han sido suprimidas de consuno), el Género, convertido en sujeto de pensamiento, se dedica a producir el saber total; esta tarea justificadora de la presencia del neocórtex en la naturaleza, se alcanza merced a la formación del órgano cognitivo coextensivo con la dimensión del Universo: interface entre todos los cerebros humanos, en vínculo con un centro de inteligencia artificial.
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