“SIN CIENCIA NO HAY ´PARAÍSO´”. REFLEXIONES.

Ing. Justo Castillo Freire MSc. Ecuatoriano, nacido el 25 de diciembre de 1957; actualmente radicado en Quito. Ingeniero, especializado en Desarrollo Rural, Máster en Planificación del Desarrollo Socio-económico y Magíster en Docencia Universitaria e Investigación Educativa (coautor de dos tesis de posgrado). Profesor universitario en las cátedras de Filosofía, Economía Política, Política Económica, Teoría Política,…

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Ing. Justo Castillo Freire MSc.

Ecuatoriano, nacido el 25 de diciembre de 1957; actualmente radicado en Quito. Ingeniero, especializado en Desarrollo Rural, Máster en Planificación del Desarrollo Socio-económico y Magíster en Docencia Universitaria e Investigación Educativa (coautor de dos tesis de posgrado). Profesor universitario en las cátedras de Filosofía, Economía Política, Política Económica, Teoría Política, Poder y Liderazgo, Sociología, Administración, Gerencia Social, Planificación del Desarrollo, Diseño de Proyectos de Inversión Financiera y Social. Su principal obra: «La Nueva Concepción de la Historia» (2019). De adscripción política Marxista-Leninista estalinista; hasta hace tres décadas (1990), militante político activo.

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SAN FRANCISCO DE QUITO, 15 DE ABRIL DE 2016

PRESENTACIÓN

Luego de 15 años de investigación de índole sobre todo bibliográfica en torno de la tópica filosófica en general, desarrollada entre los 40 y 55 años de edad o en el período 1997-2012, la persona autora del presente documento, terminó de poner por escrito los resultados de la misma. El trabajo resultó voluminoso, a la sazón: una extensa exposición comprehendida en 5 libros, de mil hojas cada uno (en tamaño cuaderno), que contienen las diversas materias abordadas de modo completamente correlacionadas (Ciencias Filosóficas, Naturales y Sociales), el cual lleva por título: “LA NUEVA CONCEPCIÓN DE LA HISTORIA” (https://enengiedublog.com/2023/01/27/libro-la-nueva-concepcion-de-la-historia-descarga/); la investigación básica está expuesta in extenso en cuatro tomos, mientras que el primero, es el resumen. Por el 2012, los libros fueron subidos a la red, a efecto de socializar su contenido; de manera que en la Internet circula la obra, aproximadamente durante tres años ya.

Las razones que empujaron a realizar esa compleja y particular empresa (sobre todo porque ese tipo de trabajos se han vuelto actualmente raros; y, cuando ocurren, se los hace según enfoque posmoderno descriptivo de los “pequeños relatos”) se emparentan con la necesidad de saldar una preocupación de orden cuasi estrictamente personal: la inquietud respecto de la razón de la existencia del ser humano, de la vida, del Cosmos en general; la citada interrogante, de acuerdo al parecer del autor, ha sido respondida. Inquisición derivada versó sobre cuáles son las tareas que dan sentido a una vida, en el presente. Finalmente, la preocupación avanzó hacia topar interrogantes en torno de en qué momento vive la humanidad y cuál es la explicación, la trama yaciente en la abigarrada articulación de procesos en despliegue, quienes no parecen tener sentido, que van a la deriva; finalmente: en lo tocante a cuál es el estadio venidero. Se tiene la creencia, que también tales preocupaciones han alcanzado asistencia.

Es posible suponer, por tanto, que sobre las tópicas en mención: poca atención se ha puesto. Sólo en tres personas se ha topado con el tratamiento de aspectos temáticos del orden referido, en tanto pensamiento en verdad, innovador: en I. Kant, en Carlos Marx y en el Sr. Dr. Alfredo Castillo B.; en el resto, únicamente se ha notado la exposición de ideas tautológicas extraídas del gramscismo, del echeverrismo, del dusselismo, del foucualtismo, del habernacismo, etc. No cabe duda (incluso en la perspectiva positivista “estructuralista” althusseriana), que Marx maduró: avanzó de una posición humanista antropológica archi revolucionaria, a una revolucionaria científico-filosófica; giro que le permitió advertir a la historia en su carácter de movimiento progresivo, en el que cada etapa suya, cumplía una función. Al capitalismo le es propio “crear la base material del mundo nuevo” (la democovivencia), luego de lo cual debe dejar la escena histórica, no antes; en sentido teleológico cuasi kantiano: el ser humano va hacia el dominio y conocimiento total del mundo (dicho sea de paso: el Sr. Dussel, en actitud auto meritoria, niega el principio teleológico de Kant y reafirma el vulgar de “intento y error”).        

Concluida la tarea, se pensó pasar a prestar atención al desarrollo de los acontecimientos, con el propósito de advertir si alguna de las hipótesis prospectivas formuladas en el trabajo daban a entender que podían cumplirse, o por lo menos permanecer atento sobre los avances científico-técnicos, como respecto de los escritos atinentes a la formulación del escenario futuro de la humanidad. Otra tarea, llevada a modo de divertimento, ha sido pasar revista a los hechos económico-políticos de coyuntura del Ecuador (los avatares, las tribulaciones del “´tiempo´ histórico” en inserción), sin desconectarlos de la trama global de los procesos, así como en atención a las grandes circunstancias de la vida humana. Ahora bien, la nota que iba a diferenciar estos análisis de todos los existentes, consistía en la adopción de una conducta perceptiva diferente, que esté signada por la aplicación del conjunto de categorías, leyes y la visión formuladas, material que se halla aplicado en los libros enunciados en el párrafo inicial.

Las nuevas categorías: teoría de la propiedad, modelo de desarrollo humano (1ra. Naturaleza [reproducción natural: valor de uso], 2da. Naturaleza [reproducción social: valor de cambio], 3ra. Naturaleza [reproducción maquinizada: “valor” de usufructo]), condición animal, propiedad de la inteligencia, unidad mínima de inteligencia (de pensamiento; programación lógica), banco germoplásmico, hedonismo (artístico, empresarial, religioso, humanista, ecológico), neocórtex, neoidealismo, condición racional, neoproletario, transición, revolución subversivo-intelectual-ciudadana, cuestión social, cuestión espiritual, cuestión global, neoprometeia (IA), división posmoderna del trabajo, bloque histórico hemisférico, homogenización, cuestión humana (ontopraxeologoteleología), ethos supramoderno, reproducción automatizada, “valor” de usufructo (input/output: modelo sraffiano), robot sapiens, tercera naturaleza, racionalidad teleológica, destino común de la humanidad (humanología/historia), protodivinidad, perfección, absoluto, democovivencia, campo de conciencia, supraidentidad, condición divina.

El trasfondo del material nocional-conceptual citado –amén del saber positivista natural y tecnológico- son Heráclito/Hegel, Spinoza, Aristóteles/Kant: los filósofos; y, Marx/Engels: los científicos-revolucionarios, los genios. La pluma de Marx estremeció al mundo, pues, “con El capital Marx lanzó un misil al centro mismo …[a la amígdala –sic]… del sistema capitalista”, del capital, de los capitalistas; pues, con dicho documento retiró el velo puesto por los burgueses en el rostro de los trabajadores: les dotó del conocimiento, les despertó y movilizó. Es por eso que los adefesiosos empresarios y el resto de individuos de pensamiento liberal, no le perdonan; su intelligentzia ha propendido desvirtuar su pensamiento (la doctrina de la plusvalía), pero no lo ha podido: porque aquel es ciencia, es exacto. 

Los resultados del trabajo se hallan plasmados en las reflexiones, que a modo de artículos componen este documento. Los primeros ensayos abordan de forma resumida y sencilla la matriz de principios filosóficos, que son el asiento de la cavilación; luego se avanza a la proposición de fórmulas interpretativas sobre los procesos económico-políticos globales; los referentes al subcontinente suramericano; a continuación, se alude a los hechos propios del Ecuador; finalmente, se ha dejado sitio para añadir reflexiones más profanas. En todo momento se pone énfasis en la tesis de que la humanidad recorre los últimos tramos de la formación social capitalista, que el proceso vigente es transicional, el cual avanza por vía intermedia, esto es, que toda forma radical respecto de edificación del nuevo escenario de reproducción humana, se halla proscrita.

Como corolario se arriba a la conclusión, que: “Sin ciencia no hay paraíso” (contrario sensu a la expresión: “sin satisfacción de los sentidos no hay paraíso”, puesto que no es la esfera arcaica, de la animalidad del “ser”, sino la de la entera racionalidad, la que configura al “súper ser humano”); en la medida en que el dominio cognitivo del mundo lleva al ser humano a producir los instrumentos y los métodos a través de los cuales este ser deja atrás su naturaleza primigenia (en lugar de reincorporarse a ella, como piensa el humanismo ecologista hedónico), forma su propia naturaleza: tercera naturaleza (providencial o campo de conciencia); “cielo”, en el que reina el ser pensante, sobre el proceso de formación de la “idea”. Finalmente, el objeto de reunir estas reflexiones y prepararlas para una posible publicación formal, es testimonial: que quede escrito, que si se pensó de modo diferente al que es el común denominador en la coyuntura “posmoderna”.

ENCUADRE

La preocupación por conocer qué es el ser humano, su procedencia, su término, qué papel juega (¿tiene un propósito su vida?), su sentido (antropocentrismo: su diferencia con el resto de seres de la naturaleza). En realidad, interés de dar respuesta a las grandes preguntas filosóficas para alcanzar conformidad existencial personal. Formularse y especular una respuesta a otras preguntas más. En la coyuntura: ¿cuál es el orden al interior del convulsionado ajetreo de la población mundial polucionada? Conseguido el “paraíso” comunista; y, luego: ¿qué? (el comunismo per ser, también es hedonismo).

En una ocasión se preguntó al profesor de “Epistemología” en la facultad de Agronomía de la Universidad Central del Ecuador (cuando se debe haber tenido unos 20 años, allá por 1982): ¿cuál era el estadio humano a advenir luego del comunismo? El señor catedrático respondió: “no se sabe”. De similar modo en otro momento por 1990, se inquirió a un camarada del PCMLE (Partido comunista marxista-leninista del Ecuador), ¿con qué trabajadores se pensaba hacer la revolución, si la clase obrera se venía reduciendo constantemente con la automatización? Se recibió como respuesta: “Aunque poquita, pero hay clase obrera”. Este panorama motivó la investigación.

PRESUPUESTOS

El método: dialéctico prospectivo/dialéctico retrospectivo.

Figurarse el escenario término (telos) de la humanidad.

Con dicho marco referencial advertir de forma diferente el presente y el pasado: reproducir subjetivamente el proceso humano, merced a esa renovada visión.

Fijar también la praxis de aquí en adelante: sus términos.

PROCEDIMIENTO (metodología)

Inverso(a): del estadio fin de la historia: el comunismo plenamente desarrollado (ley del “valor” de usufructo”, decomocovivencia, racionalidad objetiva), camino de regreso al pasado.

                   El procedimiento que no solamente permite inteligir el proceso “hacia sí”, del comunismo; sino plantear el programa de trabajo a desplegarse a partir del presente, para realizar de modo óptimo dicho telos (la libertad: conciencia de la necesidad, del proceso, de su sentido y punto/fin).

CATEGORÍAS

Central: neocórtex.

General: ontoprexeologoteleología/teleologopraxeoontología.

              Dialéctica natural: Engels.

              Dialéctica histórica: Marx.

              Dialéctica de la idea: Hegel.

              Dialéctica de la finalidad: Kant/Hegel/Marx.

LA CONTRADICCIÓN

Entre materia y conciencia: igualación/alejamiento de y entre la realidad y la idea (su conocimiento).

LA LEY

El enfrentamiento entre el carácter procesal del ´ser´, que se abre al infinito, y la conciencia, que se propone atrevidamente alcanzarlo”.

LA TEORÍA

De la “propiedad” (de la inteligencia).

Cada ser tiene una propiedad característica, que define su ser.

En el ser humano dicha cualidad particular es el neocórtex.

Con estos útiles teórico-metodológicos se ha ensayado una explicación del “todo”. Se da respuesta a las grandes preguntas filosóficas, que han taladrado en cerebro de la humanidad.

No obstante, quedan algunas incógnitas por resolver:

            ¿Por qué existe la materia?

            ¿Por qué su ser especial: su esencia, es “sólo existir”?

(En la web). Se ha hecho la presentación del sujeto (con sumo respeto y diligencia, desde luego); se han expuesto algunas ocurrencias filosóficas; se ha aludido a Stalin, al conmemorarse un año más de su deceso (lo cual debe haber producido urticaria en más de una persona “amiga”); se han ensayado esfuerzos, básicamente líricos por “defender” al gobierno ecuatoriano: a su Presidente y a Alianza País (sin que se pertenezca a dicho Movimiento y que tampoco se comparta del todo su ideario y prácticas; en realidad, lejos de acá, la intención de hacerse con provecho alguno); a decir verdad: la referida adhesión al sector oficial, ha sido hecha tan sólo por responsabilidad histórica. Ahora, para variar, se hacen llegar unas cuantas anotaciones, que aluden a las cavilaciones de un “alma” en pleno estado de serenidad ya. Mientras tanto, de todas maneras:

             “La soledad del pajonal al corazón se iguala…

                         Han pasado ya seis cosechas; en el campo sólo hay rastrojo…

                         Ya las ramas de los sauces se inclinaron más al río…”[1].                                     


[1] Peshte longuita: pieza clásica musical ecuatoriana; Sanjuanito, entonado por el excelente grupo folclórico boliviano: Bolivia Manta; letra y música del compatriota Manuel María Espín Freire. Música hermosa, que encierra el talante psicológico sano, ingenuo del “bien amado pueblo”; en una palabra: que denota todos sus buenos sentimientos.

HASTA AHORA SE HA ESCUCHADO LA “PALABRA DE DIOS”. EN ADELANTE SONARÁ LA VOZ DE LA MATERIA PROVISTA DE CONCIENCIA

En lo personal, desde temprana edad se fue asaltado por la inquietud: ¿para qué está el ser humano?; en una palabra: ¿para qué me encuentro yo, en este mundo? (pregunta concebida todavía en los dominios de la percepción escatológica). Las especulaciones usuales al respecto, jamás satisficieron dicha “sed de saber”. Las soluciones de mayor circulación pueden ser: para nacer, crecer, multiplicarse y morir; para encontrar a Dios, hacer su voluntad y acceder a los Cielos, caso contrario descender al Averno; para ser revolucionario y liberar a la humanidad de sus contradicciones internas: eliminar la explotación, la dominación y la sujetación (la propiedad privada del capital, la concentración de riqueza, la alienación); para dedicarse a la empresa: realizar las mejores “diligencias y oportunidades”, arriesgarse: invertir el capital, crear empleo, producir bienes y servicios, para atender las necesidades de la población y obtener un justo retorno; para asumir una función científica, dedicarse por entero a la ciencia, reprimir los impulsos hedónicos primarios y apoyar el prurito positivista atinente al esclarecimiento de los misterios del mundo.

En el marxismo (en Marx) se estuvo apercibido, de que se encontraban los elementos heurísticos requeridos para proceder a la formulación de la respuesta satisfactoria a tal inquietud de modo racional, o sea, “partiendo del mundo mismo”, no mediante la construcción de mitos, de dioses, de demonios, de cielos, de infiernos. Pero el marxismo (no Marx) al igual que ha dado pasos para avanzar una contestación positiva para dicha incógnita, inmediatamente se ha vuelto “obstáculo epistemológico” a ella: ha producido “un cierre” en ese campo del saber; en realidad, ha abierto y a la vez ha bloqueado el camino (“el futuro no está escrito”, ha sido su aforismo prospectivo). Eso ha ocurrido con los grandes marxólogos (Dussel, Lowy, Echeverría), muchos de los cuales ni siquiera se han notificado del hecho, otros no han pasado de su problematización epistémica, y unos terceros han dejado pendiente su tratamiento. En suma, las inferencias adelantadas distaban, según opinión personal, mucho de arrojar una proposición consistente, que sea capaz de despejar esa brumosidad, de ese problema filosófico vital para toda existencia, que ha dejado atrás la preeminencia del “ser animal” en su vida.

El carácter y estado de intelección del mundo, así como su posición (actitud) ante él, son de orden histórico y estructural, pues, los mismos dependen del estado de progreso material    alcanzado   y  de  su  reflejo  subjetivo.  No  en  todo  momento  y  circunstancia  –tautología- es posible plantearse las preguntas apropiadas, así como el modo de proceder a efecto de producir las respuestas; pues, el proceso de desarrollo perceptual abstracto es colectivo y crece mientras avanza la vida de la contradictoria comunidad. Llega un momento, por tanto, en el que se produce un “efecto de singularidad”, de salto cualitativo en el seno del pensar filosófico (a la manera de Kuhn): todas las piezas de un rompecabezas han sido producidas; ahora, no queda más que juntarlas de modo orgánico ordenado (como Einstein y su Teoría de la Relatividad; Watson y Crick y el modelo de doble hélice del ADN), de suerte que aparezca el todo “construido de manera a priori”, por tanto derivación sospechosa (suele decirse: “es muy hermoso para que sea realidad”): la esencia y la complejidad al unísono, de consuno. Aunque es la esencia la que es objeto de la búsqueda, de la “apuesta”.

Hoy se puede ya “morir tranquilo”, puesto que la respuesta sobre la pregunta en torno de la razón de ser, del ser humano en el Cosmos, está perfilada (la tribulación existencial ha amainado), como es obvio: partiéndose de Marx (la persona que borronea estas líneas, que sepa, se ha notificado, que sólo en el pensamiento de dos personas se halla planteada la respuesta: en Carlos Marx [Los grundrisse: capítulo sobre las máquinas {el ser humano encarga el trabajo al autómata y se dedica a conocer y a dominar a la naturaleza}] y en el Dr. Alfredo Castillo B. [el prominente pensador ecuatoriano en una de sus disertaciones dice: “el ser humano reifica e incorpora en su gran universo espiritual a la naturaleza entera”]). Con base en estas poderosas “intuiciones”, se ha podido decir algo más al respecto, para lo cual se ha debido conjuntar varias áreas del saber: las ciencias naturales, las sociales, las filosóficas. El ser humano es el zenit de la evolución; su particularidad reside en que dispone de inteligencia (de neocórtex, en sentido más ontológico), por lo que su papel en el Universo es especial: debe necesariamente representarlo. Y la porquería reflexiva completa se reduce a una minucia: a la “Teoría de la propiedad”. Noción de la historia con sentido teleológico. La “teoría de la propiedad” es su elucidación. Cada organismo vivo (e incluso la modalidad inorgánica de la existencia: el oxígeno, por ejemplo, tiene dos electrones: solamente puede aliarse con otro elemento en enlace covalente) cuenta con una propiedad que define su ser. A un ser, luego, no se le puede pedir ni más ni menos, que lo que su propiedad es capaz de darle: ese su destino[2]. Una planta posee clorofila como su cualidad inmanente, su función es producir materia verde; una res tiene cuatro pansas, su papel es transformar vegetales en proteína; un león contiene en su sistema digestivo potentes ácidos gástricos, su rol es regular la reproducción de los herbívoros mediante actos de depredación y de este modo controlar el “extractivismo” desertificador de los herbívoros, que puede alterar el equilibrio natural más allá de sus rupturas cíclicas; el ser humano posee la propiedad de las propiedades: el neocórtex (el órgano de la asociación, que permite pensar, representarse el mundo, formar la conciencia [los biólogos o los genetistas dicen que el ser humano comparte el 99% del ADN con el chimpancé; se asume, que el 1% del genoma diferencial humano corresponde al desarrollo de las células nerviosas cerebrales, que permiten pensar]).


[2] Una pregunta elemental, pero muy sugestiva: las plantas están para producir frutas, las reses para producir carne, la abejas para producir miel, el aire para que se sirvan de él, plantas y animales; el ser humano: ¿para qué está en la Tierra? Para ir al cielo o al Infierno, como dirían los cristianos; para reencarnarse, alcanzar la perfección e integrarse a la “energía universal”, sostendrían los hindúes; para decesar e integrarse al ciclo de la materia, supondrían los ateos marxistas.

El ser humano, luego, en el sitio en que se encuentre –verdad de Perogrullo-, cavila: esa, la unicidad de la historia (la compatibilidad general humana: la civilización, la cultura), el rumbo común de la vida: Aristóteles, Kant, Hegel, Marx (“la historia como sentido” [La tendencia inscripta en el desplazamiento humano es hacia la homogenización: cosmovisión objetiva, unidimensionalidad; la última etapa es el “pensamiento único”, una sola raza, indiferenciación del modo de ser, del pensar, de dejar de sentir]; la humanidad no puede escapar a su destino, al desplazamiento realizante de su genética: el designio inconsciente de la historia, la racionalidad inmanente autoconducida -lógica- de los procesos sin sujeto). Cada ser humano es una “unidad mínima de inteligencia” (supra identidad); ésta la “abstracción inicial” del proceso cromosomático, con lo cual aparece el propósito de ese tipo de existencia –humana-: llegar a ser (lo es ya –en el “imaginario” de su elite positivista), el “ser absoluto”. En realidad, si la humanidad no se pone (descubre) su meta, queda a merced de la ley expuesta por el filósofo griego Séneca: “no existe viento favorable, para quién no conoce puerto de destino”.

El cambio más radical a darse en la humanidad, consiste en que ésta debe renunciar a su naturaleza animal primigenia (la esfera sensorial), para poner en escena una nueva conducta, en coherencia con la fase instaurada y la meta correspondiente a ella; en esta ocasión se trata de la “meta de las metas”, en cuanto la misma hace realidad el paso terminal y definitivo de su misión: la producción de la “idea absoluta”. ¿Será esa una transición dolorosa? NO, Pues, el susodicho es un hecho todavía realizado sin consciencia. La conciencia es el reflejo (incluso mecánico) de la realidad; el carácter reificante de esta última impone también la conducta. Ese “cambio de paradigma” mental y comportamental tiene la necesaria mediación “para sí”, de la transformación de las condiciones materiales de existencia. Una humanidad que ya no trabaja ocasionalmente, por un momento se sumirá en el hedonismo.

Ahora bien, “No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”; de ese fango surgirá, “como el Ave Fénix”, el nuevo ser humano, cuyo modo de ser nada tenga que ver con su pasado; remoto realizado, que se pondrá como su antítesis. Ser humano mismo y renovado, que mire (¿con desprecio?, ¿con vergüenza?, ¿con repugnancia?) con indiferencia, con desinterés y a la vez: con comprensión a aquellas actividades que antaño llenaron de “contenido” la vida, que formaron parte del background de su realización: la mitología religiosa, la diversión, los pasatiempos, la recreación, el arte, el juego, los placeres de la vida: el sexo, la culinaria, los paseos, la droga, o sea, las preocupaciones e intereses propias de sus naturaleza animal. El ser humano deba dejar atrás esta “naturaleza”: lo está haciendo en ciertos sectores, para formar la propia (naturaleza), distinta, pero que sin embargo tiene como pisos inferiores suyos a la naturaleza natural y a la artificial (¿Cómo mira el ser humano viejo el pasado que fue para sí, en la niñez actual?).         El ser humano está en plan de convertirse en «Dios»; o, el Universo (la Materia) se halla en vías de dotarse de su «Dios» a través de la actuación del producto supremo suyo: el ser humano. Ni complejo de inferioridad ni soberbia. Ahora bien, si debido a un falla en las leyes siderales o por otra razón de la praxis (destrucción de la casa planetaria, las guerras, etc.), el “telos” humano: la formulación de la “idea” y la gestión temporaria del Universo, se viese frustrado por desaparición de las unidades aglomeradas de pensamiento, debe asumirse: que ese horizonte estaba dispuesto para la historia; y que en otro ciclo universal o en otro Universo será. En realidad, a la Materia no le interesa las preocupaciones humanas al respecto, pues, ella puede destruir todo lo hecho de un solo plumazo, puesto que “está en capacidad” de volver a hacer todo estocásticamente de nuevo.

El neocórtex es el más potente producto de la evolución natural/social; en realidad: es el último eslabón progresivo natural, al que ni la propia naturaleza puede superarlo: frente a él, esta última: se siente impotente; la que –a partir de un momento dado- recibe, más bien, la retroacción, la remodelación de él; pues, como ocurre en el recambio generacional de roles al interior de una simple institución familiar burguesa monogámica: el Padre, que guió, que enseño, que tutoreó a su primer hijo, ahora su vástago crecido, preparado en las ideas modernas, gallardo, audaz, toma las riendas del hogar, se sobrepone con garbo a su progenitor, pasa a comandar “la casa” con el beneplácito, con la satisfacción, con el orgullo del jefe natural: el cual le mira de soslayo y se pavonea. Precisamente el neocórtex es el aditamento orgánico de última y final data, que: 1) puede adaptarse al ambiente natural (y social –someterse o dominar en las formaciones clasistas), 2) ser capaz de subsumir las condiciones naturales y del entorno en general “para sí”, 3) tiene el don de transformar –de modo relativo- la situación dada a su conveniencia, 4) crea nuevas condiciones y, 5) realiza una mixtura entre las cuatro citadas, para hacer exitosa su presencia, perennizarse: para crear la idea.   

La inteligencia es el poder absoluto, frente a la que: “nada se resiste”; si su despliegue conduce al saber absoluto (la “diosa naturaleza”, en efecto, “creó a su hijo omnipotente” –la humanidad- y éste debe alzarse por sí mismo hacia su forma “providencial”), el complejo de inferioridad -el trauma- se derrite y el posthumano se convierte en “´ilota´ coronado” (todas la utopías que el ser humano se figure se harán realidad un día, puesto que como él, sus fantasías se hallan dentro del mundo, de sus leyes, de sus posibilidades [“La computadora planetaria que todo lo sabe. Se le pregunta: -¿Dios existe? Responde: ´Ahora, sí´”]). La inteligencia se objetualiza: realización de vida (fuerzas productivas) a través del trabajo en colectivo: creación de instrumentos, conservación, reutilización y mejoramiento (tecnología: objetivación de la razón): progreso prometeico (milenarismo, visión optimista de la historia; la “ley del valor” es la verdadera base del progreso, del desarrollo acelerado e ininterrumpido [actualmente, ya se gobierna la “energía” del átomo, se manipula la vida con la genética, se ha avanzado mucho en la producción de inteligencia,…, de modo que la tendencia está puesta; luego, la teoría del “post-desarrollo”, por el momento, es impertinente]). Si sobre un libro que se empieza a leer le dicen el epílogo: ¡no importa!, pues, de todos modos la lectura debe seguir. Luego concluye todo y se inicia un nuevo ciclo sideral (Big rip).

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