1Aguirre-Flores, Alejandro
[1] Universidad Central del Ecuador, Facultad de Ciencias Agrícolas, Carrera de Agronomía. Ciudadela Universitaria, Quito, Pichincha, Ecuador. 170521 (C. P. 170521).
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Se estima que en 2050 la población mundial se acercará a los 10.000 millones de personas. Una cifra impactante si pensamos en las desalentadoras noticias sobre cambio climático, desforestación masiva, la consecuente degradación del suelo y la falta de alimento (TEC, 2021). Según la FAO (Organización Mundial de Alimentos y Agricultura), 793 millones de personas en el mundo sufrieron hambre crónica entre 2014 y 2016. Peor aún, alrededor de un tercio de los alimentos producidos (1.300 millones de toneladas al año) se pierden o desperdician en todo el mundo a lo largo de la cadena de suministro, con enormes costes económicos y medioambientales (FAO, 1996, 2004, 2021).
Los retos de los actores involucrados en la Investigación, Desarrollo e Innovación (l+D+i) son variados y dinámicos, por su carácter multifuncional. En el Ecuador por citar varios ejemplos: persisten problemas de baja productividad de los cultivos, basta mirar los datos de FAOSTAT (2017), donde se muestra que estamos entre un 30 y 44% por debajo en rendimiento de países vecinos en rubros como arroz, maíz y papa. La pobreza rural alcanza el 43,96 % (INEC, 2016), este grupo de personas pueden ejercer presión en los recursos naturales como el suelo; cuando es conocido que el 47,9% de la superficie agrícola es susceptible a la erosión (Fontaine et al., 2008). Esos escenarios de pobreza también hacen evidente que apenas el 11,8 % de agricultores tengan acceso al riego (MAGAP, 2011). Por estos y por más aspectos, la investigación agropecuaria debe contemplar como objetivo: Incrementar sustentablemente la productividad del sector agropecuario, agroindustrial y forestal comercial de las naciones para brindar seguridad alimentaria, apoyar el cambio de la matriz productiva y reducir la pobreza. Para el cumplimiento de este objetivo, se han de conformar distintas áreas en donde están integradas líneas de investigación respectivas.
Otro reto para la agricultura es la realidad frente a la escasez de agua. El agua en la agricultura es fundamental para el correcto desarrollo de un cultivo, pero debido al futuro aumento en población y en la demanda de alimentos, se debe aumentar la producción, lo que conlleva a un mayor uso del agua en la agricultura. Las actividades agrícolas utilizan un 70 % del total de agua de uso consuntivo. En el año 2006, FAO reportó que se destinaron un total de 2700 km3 de agua para agricultura, cantidad que sube año a año (Graciano, 2013).
Como un método de mitigación de la futura falta de agua, un adecuado manejo y uso del agua, en relación a una correcta cantidad de agua utilizada en los cultivos (Betancourt et al., 2017) permitiría disminuir el impacto de este problema y en años siguientes, encontrar una solución definitiva. Además, el desarrollo de especies resistentes a sequía es una solución para disminuir la cantidad de agua administrada a un cultivo, sin olvidar el uso correcto de este recurso la necesidad de adoptar sistemas de riego tecnificados que garanticen un uso eficiente de los recursos hídricos (Ruiz-Yanetti, 2017).
El cambio climático no deja de ser otro de los retos a los que se enfrenta la humanidad. La agricultura será una de las actividades más afectadas debido a los cambios de temperatura futuros, por lo cual, sería un evento catastrófico para la obtención de alimentos para la, cada vez más creciente, población mundial (Nicholls & Altieri, 2019). La búsqueda y desarrollo de especies resistentes a altas y bajas temperaturas producidas por el futuro cambio climático es un gran paso para la adaptación a este problema además del desarrollo de tecnologías amigables con el ambiente como por ejemplo el desarrollo y optimización de bioinsumos enriquecidos con biota nativa con la capacidad de contribuir con la reducción de emisión de gases de efecto invernadero, manejo integrado de fertilizantes y plagas, ingeniería de precisión y desarrollo de modelos de producción agroecológicos, etc.
Otro gran problema para la agricultura en el futuro es la generación de resistencia a moléculas químicas de control por parte de comunidades de plagas para los cultivos. Debido al uso excesivo y no técnico de agroquímicos y la falta en la rotación de productos han generado resistencia en las comunidades de plagas, con lo cual, dichos productos quedan obsoletos, con la urgencia de obtener nuevos productos efectivos para el control de plagas (Zenner de Polanía & Borrero, 2018). A futuro, con la presencia de poblaciones extremadamente resistentes a controles químicos significaría en pérdidas masivas de cultivos y una baja en la producción de alimentos (Trumper, 2014). Se estima que las plagas causan un daño entre el 20-30% de la producción potencial y las pérdidas en postcosecha son del orden del 10-20% (Bottrell, 1979). Los insectos, al igual que los ácaros, nemátodos, moluscos, fitopatógenos, malezas, pájaros, roedores y otros organismos contribuyen a este daño. Las plagas afectan a todos los agricultores sin diferenciar tamaño de unidad productiva o tecnología empleada. El MIP es el resultado lógico de avances en toxicología, ecología, control biológico, genética y otras disciplinas (Cibrián Tovar, 1998). Una solución posible a este problema radicaría en la investigación de nuevos métodos de control, enfocándose en una correcta aplicación del manejo integrado de plagas, realizando diferentes técnicas y rotando cada una de ellas.
El tema de la degradación del suelo se planta como un gran problema para la agricultura, siendo la pérdida de las características importantes de suelo un problema serio en el futuro si no se corrigen los métodos agrícolas actuales. La pérdida de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo conlleva en una baja producción de un cultivo. Por lo cual, cada vez más, se depende de fertilizantes para una buena producción agrícola, aumentando costos de producción y los precios de los alimentos (Pérez, 2014). La capacidad de resiliencia del suelo no es capaz de soportar el excesivo uso del suelo y las labores de maquinaria que en él se realizan (Cotler et al., 2020).
Existen diversas maneras de disminuir la cantidad de hectáreas de suelo perdidas por degradación, entre las cuales se destacan: la disminución de la compactación y remoción del suelo por maquinarias agrícolas, la implementación de coberturas vegetales para evitar el arrastre de partículas de suelo hacia otros lugares, inclusión de sistemas de rotación de cultivos o una combinación de estos métodos para una mayor efectividad en la conservación (Castilla, 2013). El reto actual se enfrenta no solo al rescate de la fertilidad y el cuidado del suelo a la erosión, sino establecer indicadores que permiten determinar la calidad del suelo y que el mismo cumpla con las funciones sugeridas por la FAO (Figura 1) y que se relaciona con lo que sostiene Cruz et al. (2004).
Figura 1. Las funciones del suelo. Fuente: https://www.fao.org/soils-2015/es/
Como quinto problema para la agricultura en un futuro tenemos la disminución de la frontera agrícola, el suelo es un recurso cada vez más escaso en cuanto a espacio, el aumento de la población tiene como consecuencia el aumento de la urbanización de las tierras. Limitando el espacio donde producir alimentos (Trápaga, 2012). Para un futuro, se tiene el reto de aumentar la cantidad de alimentos producidos dentro del mismo espacio o un espacio reducido, con los mismos recursos. Esto se podría lograr mediante técnicas de optimización de espacio, implementando sistemas de policultivos (Rengifo, 2018). Por ejemplo, ¿Cómo se reunirán los aumentos esperados en los rendimientos de los cereales? Se estima que la producción para suplir tal demanda se logrará a través de aumentos de productividad; los aumentos en el área cultivada contribuirán menos del 20 % del aumento en la producción global de los cereales. La mayoría del crecimiento se concretará en elevar la productividad relativamente baja en África, América Latina, pero permanecerá casi estancado en Asia. Pero no solo hay que garantizar la cantidad y calidad de los alimentos, sino también su inocuidad (Cáceres Acosta, 2001). Actualmente se buscan alimentos que tengan propiedades nutraceúticas con un elevado valor nutricional.
Referencias
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Bottrell, D. (1979). Integrated Pest Management (University of Minnesota, Ed.; 1ra Edición). ST. Paul Campus Libraries. https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=XmCFAN2kHxMC&oi=fnd&pg=PR1&dq=integrated+pest+management&ots=51v1E0VWWH&sig=eIsUi3h1H_tyvEYOpbk_NfJlfjA#v=onepage&q=integrated%20pest%20management&f=false
Cáceres Acosta, E. A. (2001). Evaluación de pérdidas en genotipos mejorados de trigo (Triticum aestivum L.) por daños de enfermedades foliares causadas por hongos en ambientes de temporal en México. http://www.sidalc.net/cgi-bin/wxis.exe/?IsisScript=UACHBC.xis&method=post&formato=2&cantidad=1&expresion=mfn=094817
Castilla, F. (2013). La elegida para conservar el suelo. RIA. Revista de Investigaciones Agropecuarias, 39, 118–123.
Cibrián Tovar, J. (1998). Manejo Integrado de Plagas y Control Biológico. Antología. (1ra Edición, Vol. 1). Secretaría de Educación e Investigación Tecnológica.
Cotler, H., Corona, J. A., Galeana-Pizaña, J. M., Cotler, H., Corona, J. A., & Galeana-Pizaña, J. M. (2020). Erosión de suelos y carencia alimentaria en México: una primera aproximación. Investigaciones Geográficas, 101. https://doi.org/10.14350/RIG.59976
Cruz, A. B., Barra, J. E., del Castillo, R. F., & Gutiérrez, C. (2004). La calidad del suelo y sus indicadores. Revista Ecosistemas, 13(2).
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FAO. (2004). El estado mundial de la agricultura y la alimentación. La Biotecnología Agrícola: ¿Una respuesta a las necesidades de los pobres? Grupo de la producción y diseño editorial Servicio de Gestión de las Publicaciones FAO. http://www.fao.org/tempref/docrep/fao/006/y5160s/y5160s.pdf
FAO. (2021). Antecedentes | Alimentación y agricultura sostenibles | Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Organización de Las Naciones Unidas Para La Alimentación y La Agricultura. http://www.fao.org/sustainability/background/es/
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Fontaine, G., Narváez, I., & Cisneros, P. (2008). GEO Ecuador 2008. Informe sobre el estado del medio ambiente. http://www.pnuma.org/deat1/pdf/GEO%20Ecuador%202008.pdf
Graciano, J. C. (2013). Uso del agua y agricultura de exportación en Baja California Sur. Perspectivas desde el agro para el desarrollo regional.
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Trumper, E. V. (2014). Resistencia de insectos a cultivos transgénicos con propiedades insecticidas. Teoría, estado del arte y desafíos para la República Argentina. AGRISCIENTIA, 31(2), 109–126.
Zenner de Polanía, I., & Borrero, F. (2018). Resistencia del cogollero del maíz, Spodoptera frugiperda (J. E. Smith) a algunos insecticidas y su manejo. Memorias. Seminario Internacional Sobre Los Cultivos de Sorgo y Maíz; Sus Principales Plagas y Enfermedades. Santafé de Bogotá (Colombia); 25-30 Ene 1993p. 35-41.
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