Efecto del bajo contenido de materia orgánica en el suelo en el cultivo de papa (Solanum tuberosum L.)

Aguirre-Flores, Alejandro Alfredo Universidad Central del Ecuador | Facultad de Ciencias Agrícolas Universidad Central del Ecuador | Facultad de Ciencias Agrícolas Resumen El cultivo de la papa en Ecuador representa uno de los rubros más importantes en la economía nacional, en la actualidad los agricultores nacionales cultivan alrededor de 66.000 hectáreas de papa al año,…

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Aguirre-Flores, Alejandro Alfredo

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Resumen

El cultivo de la papa en Ecuador representa uno de los rubros más importantes en la economía nacional, en la actualidad los agricultores nacionales cultivan alrededor de 66.000 hectáreas de papa al año, sin embargo, la revolución verde trajo consigo el uso desmedido de plaguicidas e insumos químicos devastadores para el suelo, aniquilando su diversidad microbiológica, su efecto no se ha hecho esperar generando suelos pobres, erosionados y contaminados, en este contexto los suelos en estas condiciones pueden presentar bajos contenidos de materia orgánica, factor que ha disminuido el rendimiento de cultivares de papa (Solanum tuberosum L.) a efecto de los desbalances nutricionales, hídricos y energéticos. La materia orgánica (MO) es un factor preponderante en la salud del suelo, en el presente proyecto integrador de saberes se aborda los efectos del bajo contenido de MO en el suelo destinado a la producción de papa a través de la revisión de literatura científica que permita la comprensión de esta problemática y la búsqueda de soluciones en el manejo de suelos pobres en MO.

Palabras clave: materia orgánica, patata, Solanum tuberosum L., suelo, propiedades.

Introducción

El suelo se puede definir como un sistema de sustentación para la producción de alimentos, para este fin se precisa dos fracciones vitales, una fracción mineral o inorgánica y una fracción orgánica como fuente de actividad biológica constituida en sí misma como matriz energética del recurso suelo (Aguilera, 2000). La materia orgánica del suelo es una parte primordial en los sistemas edáficos, debido a la relación de sus constituyentes y las propiedades que presenta con respecto a sus procesos físicos, químicos y biológicos como lo afirman Martínez, Fuentes, & Acevedo (2008).

La materia orgánica se ha convertido en un pilar fundamental en los modelos de producción agroecológica por su rol benéfico en la nutrición de plantas y suelos, a este respecto, la macro fauna y en especial, los microorganismos, son considerados como el motor en los ecosistemas terrestres (García et al., 2011; Julca-Otiniano et al., 2006); formando parte aproximadamente en el 90 % de los procesos que tienen que ver con las reacciones en las que participan microorganismos  del suelo (Nannipieri et al., 2003). En efecto, la materia orgánica influye en el metabolismo de las plantas, por esta razón,  la biomasa existente en la materia orgánica cumple un rol crítico en todos los ecosistemas naturales e incluso los manipulados por el hombre; convirtiéndola en sí misma, en una propiedad inherente del suelo ayudando a mantener una estructura adecuada del suelo para el uso agrícola al ser agente cementante de los agregados del suelo (García et al., 2011; Torres et al., 2013).

El manejo tradicional del cultivo de la papa o patata (Solanum tuberosum L.) implica en muchas ocasiones el uso excesivo o inadecuado de fertilizantes sintéticos, éstos contaminan el suelo y no garantizan una óptima calidad en el producto (Sifuentes et al., 2013); constituyéndose en un severo problema para el sector agrícola ecuatoriano, que en términos de producción abarca unas 50 mil hectáreas que generan aproximadamente 300 mil toneladas del producto, consumido a un ritmo impresionante, pues cada persona en el Ecuador consume un promedio de 30 kg de papa al año; éstos datos posicionan al cultivo de la papa como el segundo más importante de la región Sierra después del maíz (Ministerio de Agricultura y Ganadería, 2019). No obstante, las malas prácticas agrícolas entorno al uso de fertilizantes ocasionan cambios en las poblaciones de microorganismos, afectación relacionada con los niveles de materia orgánica en el cultivo ya que suprime su reproducción y actividad, esto provoca problemas de nutrición vegetal (García et al., 2011). Por el contrario, las buenas prácticas agrícolas influyen positivamente en el mantenimiento de la calidad del suelo y del producto, mediante el manejo adecuado de las diversas fuentes de fertilización, con ello se optimiza la capacidad de intercambio catiónico del suelo, estructura, retención hídrica y una gran actividad biológica.

Ante los antecedentes expuestos y considerando la importancia de este alimento asociado a la lucha contra el hambre y clave en el desarrollo rural como lo afirma la División de Comercio y Mercados de la FAO, (2008), la presente revisión de literatura enfoca su objetivo en la descripción de los efectos de un bajo contenido de materia orgánica del suelo en el cultivo de papa, mediante la recopilación de resultados científicos actuales entorno a este problema, enfatizando en la producción agrícola sostenible dentro de un contexto amigable con el medio ambiente sobre el fundamento de la producción agroecológica.

El suelo y sus indicadores

El suelo es uno de los recursos más complejos existentes sobre el planeta Tierra, ya no es considerado un recurso renovable (García et al., 2012), desde el punto de vista antropogénico se considera como vital para la subsistencia humana y en términos generales es indispensable para la vida como la conocemos (FAO, 2014, 2015). El suelo se puede definir como parte de la biósfera, resultante de una serie de procesos físicos, químicos y biológicos a través del tiempo del cual se distinguen tres fases, una sólida compuesta por materiales de origen mineral y orgánico, una líquida y finalmente una gaseosa, donde los constituyentes se hallan dispersos de manera heterogénea (Burbano, 2010; Pellegrini, 2019). El origen del suelo se debe a cinco factores interrelacionados: clima, roca madre, tiempo, relieve y acción de los seres vivos (Barrios, 1985; Chavarría, 2011; Sanzano, 2019).

Sin embargo, el suelo es susceptible a sufrir alteraciones en sus propiedades dinámicas como el contenido de materia orgánica; estas alteraciones inciden directamente en su calidad, concepto que se relaciona con la fertilidad, productividad, sostenibilidad y calidad ambiental, el concepto de calidad de suelo es empleado como instrumento que permite entender la utilidad y salud de éste recurso (Bautista et al., 2004).

La determinación de la calidad del suelo implica la existencia de indicadores, los indicadores del suelo son inherentes a los procesos físicos, químicos y biológicos que ocurren en la capa superficial de la corteza terrestre entendida como suelo. Si bien es cierto que los indicadores no son universales; Estrada-Herrera et al. (2017), afirman que deben ser validados a lo largo del tiempo para registrar sus cambios de modo que el monitoreo constante del suelo permita identificar los cambios que en él se producen, Bautista et al. (2004), clasifican a los indicadores de la calidad del suelo en tres grandes grupos: físicos, químicos y biológicos, siendo los indicadores químicos el eje principal en el que se fundamenta la presente revisión puesto que la materia orgánica del suelo está considerada dentro de este grupo de indicadores.

Tabla 1 Conjuntos de los indicadores de la calidad del suelo (Bautista et al., 2004).

Indicadores de la calidad del suelo
FísicosQuímicosBiológicos
TexturaMateria orgánica (N y C total)C y N de la biomasa microbiana
Profundidad del suelopHRespiración, contenido de humedad y temperatura
Infiltración y densidad aparenteConductividad eléctricaN potencialmente mineralizable
Capacidad de retención de aguaP, N, y K extractables
Elaborado por el Autor

Origen y composición de la materia orgánica en el suelo

Corbella & Fernández (2011), definen como sustancia orgánica a todo compuesto cuya composición tenga carbono, la cantidad de carbono albergada en el suelo en forma de materia orgánica alcanza el doble con respecto al total de la vegetación del planeta. Por tanto, su rol en el suelo es significando, aportando en el balance de carbono total de los sistemas edáficos. Se menciona también que su rol es preponderante en el proceso de calentamiento global, por los gases que es capaz de formar el carbono y nitrógeno presente en la materia orgánica; especialmente en etapas tempranas de descomposición dada la acción de los microorganismos cuyos metabolismos, generan un sistema de intercambio gaseoso con la atmósfera creando gases de efecto invernadero (García et al., 2011).

Corbella & Fernández (2011), consideran que el sentido general de la materia orgánica involucra macrofauna y microorganismos habitantes del suelo (nativos o introducidos), raíces de las plantas y todo material cuyo origen sea de seres vivos a través de la descomposición de estos materiales y resíntesis en el suelo. La materia orgánica; se considera como una mezcla de sustancias orgánicas organizadas de forma compleja desempeñando un papel muy importante en los suelos. Su origen puede ser clasificado como primario y este comprende los residuos vegetales y secundarios cuando se originan de residuos animales (Corbella & Fernández, 2011; Merino, 2012).

Características taxonómicas, reproductivas y de crecimiento, así como procesos metabólicos del cultivar en estudio

La papa y sus distintas variedades se distribuyen a lo largo del continente americano, desde el sur de Argentina hasta el suroeste de Estados Unidos, su riqueza genética constituye una diversidad de no menos de 190 especies silvestres (Rodríguez, 2009). La papa cultivada se conoce bajo el nombre científico, Solanum tuberosum L., fue descrita en 1753 por el botánico Carlos Linneo y publicado en su famosa obra “Species Plantarum” en su primer volumen (Linné, 1753). La actual clasificación taxonómica publicada por Datiles & Acevero-Rodríguez (2014) & Tropicos.org (2020) se detalla a continuación:

Figura  1. Árbol taxonómico para Solanum tuberosum L.

Descripción botánica

Solanum tuberosum L., es una planta jugosa, erecta, con numerosos tallos carnosos angulares, robustos y que se ramifican alcanzando hasta 1.20 m de altura, posee estolones tubiformes subterráneos; su sistema radicular generalmente alcanza un intervalo de entre 40 a 50 cm de profundidad, cuando el suelo presenta una buena estructura, libre de obstáculos, el sistema radicular alcanza fácilmente hasta 1 m de profundidad. En la punta de los estolones se desarrollan tubérculos, globosos y elipsoides, estos pueden variar en peso, textura y color, en lo que respecta a la piel del tubérculo, esta asemeja cicatrices y presenta yemas axilares, contiene numerosas lenticelas, poseen una gran permeabilidad a productos químicos, protege su reserva de almidón y nutrientes del ataque de microorganismos así como también tiene la capacidad de retener agua (Datiles & Acevero-Rodríguez, 2014).

Figura  2. Anatomía de la planta de patata. Tomado de: https://www.researchgate.net/profile/Marcelo_Huarte/publication/256195293/figure/fig1/AS:613994465337353@1523399096404/Figura-1-La-planta-de-papa-y-sus-partes-Adaptado-del-Centro-Internacional-de-la-Papa.png

En cuanto a sus tallos, generalmente huecos y alados, alas decurrentes y onduladas o crenuladas, hojas alternas, pecioladas, rara pinnadas opuestas, con o sin números de foliolos intersticiales largos que pueden ir de entre 10 a 30 cm y anchos foliares de entre 5 a 15 cm, presentan de entre 3 a 4 pares de foliolos laterales opuestos, muy desiguales en tamaño, los más grandes suelen presentar pedúnculos, pueden ser ovados u ovoelípticos, finamente a densamente pubescentes de color verde oscuro, pinnatinervadas (Mogollón & Sanabria, 2003).

Entorno a sus inflorescencias Datiles & Acevero-Rodríguez (2014) las describen como una panícula cimosa de muchas flores, en ocasiones pequeñas brácteroladas con pedúnculo, ramificado, pedicelo de hasta 3.5 cm de largo; flores blancas o blancas teñidas de rosa o violeta, típicamente adquiere una forma de estrella en el centro de color amarillo o amarillo verdoso, cáliz campanulado y pubescente por fuera. Corola subrotada o rotada-estrella de entre 2 a 4 cm de diámetro, presenta 5 lóbulos acuminados, finamente nervada y pubescente por fuera. Antera 5 de entre 5 a 7 mm de largo, libres, erectas y levemente curvadas alrededor del estilo, son amarillas, dehiscientes por 2 poros apicales, cada uno de ellos sobre un filamento corto y grueso con hasta 13 mm de largo y estigma clavellante. Fruto baya, subglobosa de hasta 2 cm de diámetro de color amarillento, amarillento verdoso, presenta dos carpelos con abundantes semillas, venenosa. Semillas aplanadas ovadas o subcirculares de 1 a 3mm de diámetro de color amarillo pálido parduzco.

Propagación

            La papa presenta dos sistemas de propagación, sexual y asexual. En primera instancia la reproducción sexual, implica la unión de células sexuales masculinas y femeninas, llamados en su conjunto como gametos. Esta fusión celular permite el desarrollo de un embrión y en consecuencia la posibilidad de emergencia de una nueva planta. Sin embargo, la viabilidad de este proceso para propagación en cultivo puede resultar ineficiente puesto que, en función de la variedad, las semillas pueden tardar en emerger hasta seis meses, por otro lado, la reproducción sexual permite la creación de poblaciones de plántulas con genotipos nuevos y diferentes; la propagación por semillas salvaguardaría la riqueza genética de las variedades por mucho más tiempo que los tubérculos, su almacenamiento es sencillo y pueden permanecer guardadas por varios años sin perder viabilidad, la semilla es barata y se precisan de entre 100 a 150 g de semillas para cubrir una extensión de siembra de 1 hectárea, lo que puede ser una ventaja frente a la complejidad del manejo de dos o tres toneladas de tubérculo “semilla” para su siembra en la misma extensión (González et al., 2010; Hernández, 1999; Salomón et al., 2002).

La forma  más común de reproducción de la papa es mediante tubérculos “semilla”, ya sea enteros o troceados, estos tiene la capacidad de producir brotes que terminan formando las nuevas plantas, estas plantas se constituyen en un clon o réplica exacta de su predecesor, como reproducción asexual también cuenta la realizada a través de plantas cultivadas in vitro así como esquejes (Salomón et al., 2002; USAID-RED, 2008).

Fenología del cultivo

El cultivo de la papa presenta en su ciclo fenológico de almenos cuatro etapas según Reategui et al. (2019):

  1. Fase de emergencia: periodo comprendido desde la siembra hasta la aparición de los primeros brotes en el surco.
  2. Fase vegetativa: periodo entre la emergencia y la iniciación de la tuberización.
  3. Fase de tuberización o llenado: este periodo implica el máximo desarrollo del follaje desde el inicio de la tuberización. En muchas variedades esta fase coincide con el periodo de floración.
  4. Fase de madurez: periodo comprendido desde el máximo desarrollo del follaje hasta la senescencia total.
Figura  3. Fenología de la papa (Solanum tuberosum L.) Tomado de: https://miro.medium.com/max/1360/1*AibTS9FWCs5b7ZFDc41jew.png

Otros autores indican cinco fases fenológicas: 1. Desarrollo de brotes, 2. Crecimiento vegetativo, 3. Inicio de la tuberización, 4. Llenado de tubérculos y finalmente 5. Maduración, así lo afirma (USAID-RED, 2008). 

Fertilización y requerimientos nutricionales

El cultivo de la papa requiere un balance nutricional optimo acompañado de un buen diseño de riego, Cañedo & Ames (2004); Sifuentes et al. (2013) & USAID-RED (2008) consideran al riego como el principal requerimiento nutricional del tubérculo, riego excesivo provoca lixiviación y percolación de nutrientes mientras que un riego deficiente produce marchitez. Los autores afirman que a más del riego, el cultivo precisa un buen balance en las relaciones N:K, el K:Ca y el Ca:Mg. A continuación, se presenta los requerimientos nutricionales de la papa para una producción de 1.000 qq/ha:

Tabla 2. Requerimientos nutricionales para Solanum tuberosum L. Tomado de: (USAID-RED, 2008)

ElementosKg/haLbs/ha
N4681030
P2O5372818
K2O8801936
Ca367807
Mg132290
B1.84
Elaborado por el Autor.

Requerimientos de cultivo

El principal factor para el éxito del cultivo es el conocimiento y buen manejo del agricultor, el cultivo precisa labores culturales hechas a tiempo según su ciclo fenológico, fertilización según sus requerimientos y un buen sistema de riego. USAID-RED (2008) refiere los siguientes requerimientos:

Clima y altitud: es un cultivo adaptado de climas fríos y templados, su temperatura óptima se encuentra en el intervalo de entre 12 a 24 °C. Su cultivo se logra a altitudes mayores a 1400 msnm, para zonas calurosas el agricultor precisa variedades adaptadas.

Suelos: la papa crece mejor en suelos profundos con buen drenaje, de preferencia francos y franco arenosos, fértiles y ricos en materia orgánica. En suelos arcillosos es recomendable una buena preparación del suelo y un buen drenaje; pH ideal entre 4,5 y 7,5.

Precipitación: la papa no tolera exceso de riego, en tal virtud, se recomienda el cultivo en zonas con regímenes pluviométricos de entre 500 a 1200 mm/año.

Fecha de siembra: el cultivo puede implementarse durante todo el año siempre y cuando se conozca el régimen pluviométrico de la zona y se tenga un buen plan de riego.

Efecto de la materia orgánica del suelo en el crecimiento y desarrollo de Solanum tuberosum L.

La materia orgánica está constituida por importantes compuestos de complejidad variable en un continuo estado de transformación, sus propiedades dependen de las diferentes condiciones edafoclimáticas, así como los diferentes restos orgánicos que se encuentren en el suelo. Los factores que afectan en la migración de las fracciones de carbono y nutrientes solubles en el perfil del suelo, están presentes en los procesos de humificación y mineralización, dando una posible retención por la fracción orgánica y por la fracción mineral del suelo (Galantini & Suñer, 2008).

El uso de materia orgánica se asocia con la fertilidad y productividad de los cultivos, esta va en junta con la actividad agrícola de forma histórica. Los pequeños agricultores en los sistemas tradicionales mantenían la fertilidad y producción en sus parcelas finalizando los ciclos de energía, agua y nutrientes. Con el desarrollo de la revolución verde, la cual se orientó hacia un enfoque productivista, buscando el incremento en la producción de alimentos, basó su esquema de producción en el uso de insumos agrícolas de origen industrial, sus efectos produjeron el deterioro del equilibrio ecológico, manifestándose en el desgaste de la validez productiva de los agroecosistemas, en particular su potencial de fertilidad, causado por la disminución en los contenidos de materia orgánica en el suelo (Corbella & Fernández, 2011; Gamarra et al., 2018).

Para un correcto funcionamiento de los procesos edáficos y en los agroecosistemas es indispensable tener como componente del suelo y fuente de fertilización a la materia orgánica, debido que esta tiene un efecto positivo en la productividad de los sistemas agrícolas (De Sá Pereira et al., 2015). La materia orgánica (MO), tiene una propiedad conglomerante sobre las partículas, da origen a la formación de agregados y mejora la estructura del suelo, su efecto provoca el incremento de los flujos de agua, aire y calor, además contribuye en su proceso de descomposición y mineralización, aporta elementos nutritivos para las plantas, intensifica la eficacia de intercambio de cationes del suelo, con lo que disminuyen las pérdidas de elementos nutritivos por lixiviación y protege además algunos elementos nutritivos en contra de su fijación por la arcilla del suelo (García et al., 2012; Ramírez et al., 2011)

Las hojas y savia ayudarían en el rendimiento del cultivo de papa por sus  nutrientes
Figura 4. Cultivo de Papa

En un estudio realizado por Zamora et al. (2008), se determinó que uno de los elementos que condiciona el rendimiento y la producción de la papa fue el P (fósforo), cuando el suelo estudiado presentaba bajos contenidos de este elemento es necesario suministrarlo a través de fertilizantes, los aportes de P, sólo fueron significativos mediante el uso de estiércol de chivo y la cáscara de café, reflejándose esto en mayores rendimiento, esto es semejante con lo mencionado por Abou-Hussein. S. et al. (2002), lo cual se refleja en mayores rendimientos, según Gale et al. (2000) y Zhongqi et al. (2006) la aplicación de estiércoles tiene un impacto sobre el contenido de fósforo disponible similar al de la fertilización química, pudiendo suplir a corto plazo los requerimientos de P, quienes encontraron que los niveles de P se incrementa luego de la aplicación de estiércoles. Uno de los nutrientes que  jugó un rol importante en el desarrollo de la papa sobre todo en el peso y tamaño de los tubérculos fue el K, coincidencialmente los tratamientos que presentaron mejor rendimiento fueron aquellos que arrojaron mayor aporte de potasio al suelo, los cuales son estiércol de chivo y fertipollo, estos resultados son semejantes con los resultados señalados por Bishnu et al. (2006), quienes mencionan que el número de tubérculos y la producción de biomasa, se incrementa cuando se suplen las cantidades de K requeridas por el cultivo.

En el caso del tratamiento donde se aplicó cáscara de café a pesar de suministrar cantidades de K y P iguales al estiércol de chivo y fertipollo, presentó rendimiento inferior a los dos primeros, debido fundamentalmente a los bajos aportes de nitrógeno de esta fuente orgánica, que afectó el desarrollo de las plantas observándose de nuevo que los menores rendimiento corresponden a los tratamiento con estiércol de res y el biofertilizante, lo cual ratifica el escaso aporte nutricional de estas fuentes, esto coincide con la investigación realizada por Gami et al. (2001) y Regmi et al. (2002) quienes encontraron que las deficiencias de K en el suelo causan una sensible disminución de los rendimientos en el cultivo de la papa.

Para que exista un correcto funcionamiento de los procesos edáficos es indispensable tener como componente a la materia orgánica, debido que esta tiene un efecto positivo en la productividad de los sistemas agrícolas (De Sá Pereira et al., 2015). Tiene una propiedad conglomerante sobre las partículas, da origen a la formación de agregados y mejora la estructura del suelo, lo que incrementa los flujos de agua, aire y calor, además contribuye en su proceso de descomposición y mineralización, aporta elementos nutritivos para las plantas (Ramírez et al., 2011), intensifica la eficacia de intercambio de cationes del suelo, con lo que disminuyen las pérdidas de elementos nutritivos por lixiviación; y protege a algunos elementos nutritivos en contra de su fijación por la arcilla del suelo (Murray et al., 2011).

La materia orgánica del suelo contiene cerca del 5% de N total, pero también contiene otros elementos esenciales para las plantas, tales como Fósforo, Magnesio, Calcio, Azufre y micronutrientes. La humidificación es una fase bastante rápida, durante la cual los microorganismos del suelo actúan sobre la materia orgánica desde el momento en que se la entierra. En cuanto a su efecto sobre las propiedades biológicas, favorece los procesos de mineralización, el desarrollo de la cubierta vegetal, sirve de alimento a una multitud de microorganismos y estimula el crecimiento de la planta en un sistema ecológico equilibrado (Julca-Otiniano et al., 2006).

Los suelos agrícolas contiene un alto contenido de materia orgánica, a través del balance entre las adiciones de residuos orgánicos y su tasa de mineralización, es afectado por las condiciones de temperatura y humedad del medio, pH, contenido de elementos nutritivos, tipo y cantidad de coloides, condiciones de aireación del suelo y la composición de los residuos orgánicos (De Sá Pereira et al., 2015). La calidad y cantidad de la materia orgánica en el suelo permite establecer relaciones entre fertilidad del suelo y su tasa de descomposición como fuente de nutrimentos que dependerá tanto de la estructura y complejidad química del material orgánico como del grado de protección que encuentre en el suelo. La materia orgánica se le considera el indicador por excelencia para medir la sostenibilidad de los agroecosistemas, su importancia radica en su contribución al desarrollo de las plantas y su influencia en las propiedades del suelo. La relación carbono-nitrógeno permite conocer el contenido de C orgánico y N total, además funciona como un indicador de la mineralización de materia orgánica del suelo y está directamente relacionada fuertemente con las propiedades edáficas (Ramírez et al., 2011).

Por ejemplo, el cultivo de papa en Colombia se lleva a cabo en suelos que tienen sus orígenes en materiales volcánicos, suelos de medio a alto contenido de materia orgánica, altamente fijadores de fosfatos, densidades aparentes bajas y texturas francas a arcillosas, con presencia de arcillas amorfas (alofana e imogolita), con alta retención de agua y complejos aluminio-humus. Por lo general estos suelos presentan una capacidad de intercambio catiónico (CIC) de media a alta, sin embargo, muestran respuesta favorable a la aplicación de fertilizantes fosfóricos y potásicos, secundarios y menores (Palacios et al., 2018).

Figura 5. Complejos Acillas-humus

El valor de mercado que obtienen los productores de papa para la industria se basa en una combinación de rendimiento y factores de calidad del tubérculo. Las características de especial interés para el procesamiento incluyen un bajo contenido de azúcares reductores (glucosa y fructosa) y una alta gravedad específica (Gaur et al., 1999). Existe un rango óptimo de gravedad específica para la papa industrial. La gravedad específica de los tubérculos depende del porcentaje y la densidad de la materia seca y del porcentaje de aire en los tejidos (Palacios et al., 2018).

El humus tiene efecto sobre las propiedades físicas del suelo, formando agregados y dando estabilidad estructural, uniéndose a las arcillas y formando el complejo de cambio, favoreciendo la penetración del agua y su retención, disminuyendo la erosión y favoreciendo el intercambio gaseoso. Cuando se refiere al efecto sobre las propiedades químicas del suelo, Murray et al. (2011) menciona que aumenta la capacidad de cambio del suelo, la reserva de nutrientes para la vida vegetal y la capacidad tampón del suelo favorece la acción de los abonos minerales y facilita su absorción a través de la membrana celular de las arcillas. Y en cuanto a su efecto sobre las propiedades biológicas, favorece los procesos de mineralización, el desarrollo de la cubierta vegetal; sirve también de alimento a una multitud de microorganismos y estimula el crecimiento de la planta en un sistema ecológico equilibrado. La materia orgánica en el suelo también facilita los mecanismos de absorción de sustancias peligrosas como los plaguicidas, por ejemplo, se sabe que la capacidad del suelo para absorber compuestos químicos como clorofenoles o cloroanilinas aumenta con el contenido en materia orgánica (Ríos, 2016).

La disponibilidad de nutrientes del suelo para el cultivo de la papa depende de la variedad, fertilidad del suelo, condiciones climáticas, rendimiento y manejo del cultivo; la extracción total del fósforo  es inferior a la del nitrógeno y potasio, sin embargo, debido al alto grado de fijación del fósforo en los suelos del país, las cantidades de fertilizantes fosfatados aplicados al suelo son mayores a las del nitrógeno y potasio, la mayor demanda nutricional del cultivo de papá se presenta a partir de los 50 días cuándo inicia la tuberización y crecimiento del follaje (Pumisacho & Sherwood, 2002). En los abonos orgánicos se pueden usar desperdicios  provenientes de la finca o el hogar como estiércol  de animales, desperdicios  vegetales derivados de cultivos, desperdicios provenientes del labor de la cocina,  abonos verdes o desechos urbanos y ser aplicados al suelo, estos materiales se descomponen fácilmente formando humus y liberando nutrientes para las plantas (Camacho et al., 2014; Vargas-Pineda et al., 2019).

Pumisacho & Sherwood (2002) mencionan también que los nutrientes de los abonos orgánicos necesitan pasar por un proceso de mineralización para ser utilizados por las plantas, esto ocurre mediante proceso de descomposición mediado por microorganismos, la fermentación y la elevación de temperatura por acción de bacterias, hongos y otros organismos, producen compuestos inorgánicos, los nutrientes especialmente humus y residuos orgánicos establecen algunas ventajas, estas son:

  • Disposición de macro y micronutrientes de las plantas.
  • Aumento de capacidad de intercambio catiónico en el suelo.
  • Aumento de la materia orgánica que ayuda a la capacidad amortiguadora de los suelos.
  • Formación y estabilidad de agregados en el suelo retención de agua aireación de los suelos.
  • Regulación de temperatura del suelo e incremento de la población de macro y microorganismos.
  • Protección de la erosión del suelo.

A pesar de sus diversas contribuciones agronómicas, el uso intensivo de abonos orgánicos es limitado, en comparación con los fertilizantes químicos, posee bajo contenido en nutrientes y los costos de colección, transporte y ampliación, son relativamente altos además los productos orgánicos de la industria pueden contener metales pesados que presentan un peligro para la salud humana (M. Rodríguez et al., 2012). Según Ville (1978) la masa total de la materia viva que ha existido en la Tierra durante los últimos dos o tres millones de años, es decir desde el comienzo de la vida en el planeta, es muchas veces superior a la masa total del carbono y el nitrógeno del mismo.

Según la ley de la conservación de la materia está no se ha creado ni se ha destruido durante este periodo, evidentemente el carbono y nitrógeno deben haberse utilizado una y otra vez en la formación de nuevas generaciones de plantas y animales, la Tierra no recibe gran cantidad de materia de otras partes del universo, tampoco pierde mucha hacia el espacio exterior, cada elemento carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, se está formado del medio de forma cíclica (Yúfera & Carrasco, 1981).

Cada hectárea de la superficie terrestre la atmósfera contiene una 6 toneladas de carbono en forma de dióxido de carbono, sin embargo, cada hectárea plantada de vegetales como Solanum tuberosum L., pueden extraer (C), de la atmósfera hasta 20 toneladas de carbono para incorporarlo a su organismo y si no pudiera renovarse la cantidad total las plantas verdes terminarán por gastar la totalidad del carbono atmosférico en poco tiempo,  la fijación del dióxido de carbono por las bacterias los animales es otra manera que distribuye la cantidad total de dióxido de carbono, aunque cuantitativamente menos importante el dióxido de carbono vuelve a la atmósfera por las descarboxilaciones que ocurren en la respiración celular, las plantas respiran continuamente y los tejidos de las plantas verdes son ingeridos por animales, que al respirar devuelven a la atmósfera más cantidades de este elemento, para equilibrar el consumo durante la fotosíntesis, los procesos de putrefacción y fermentación desdoblan los compuestos de carbono de las plantas y animales muertos en los transforman en dióxido de carbono otra vez (Román et al., 2013; Ville, 1978).

Otras bacterias, del género Rhizobium, logran fijar nitrógeno atmosférico al hacer simbiosis con células de las raíces de leguminosas como frijol y habas, las bacterias invaden a las raíces y estimulan la formación de nódulos radiculares, (variedad de tumor inofensivo), la unión entre las células de las leguminosas y las bacterias pueden fijar nitrógeno atmosférico lo que no podría hacer ninguna de las dos por separados y por esta razón se devuelve a plantar legumbres para elevar la fertilidad del suelo al aumentar el contenido de nitrógeno fijado las bacterias de los nódulos, en cuestión pueden fijar anualmente 50 a 100 kilos de nitrógeno por hectárea, en tanto las bacterias libres del suelo fijan hasta 12 kg el nitrógeno atmosférico (Tao et al., 2004; Villanueva & Quintana, 2012).

El tipo de suelo predominante en la sierra es de origen volcánico con alto contenido de aluminio activo que se le puede extraer como oxalato ácido de amonio, el suelo dominantemente negro en las regiones andinas se ha desarrollado a partir de la ceniza volcánica a través de un complejo químico entre la materia orgánica y los minerales, su concentración varía entre el 8 y el 16% de su volumen, posee también una alta capacidad de retención de agua y baja densidad aparente (Pumisacho & Sherwood, 2002).

Los abonos orgánicos influyen el crecimiento de las plantas, se reporta un crecimiento de un tercio respecto al control de la altura de las plantas, los abonos orgánicos poseen una gran  cantidad de ácidos húmicos, estos aumentan la permeabilidad de la membrana celular de las plantas de papa, que a pesar de las condiciones hipertensas del medio favorecen a la inhibición para nebulizar almidones y carbohidratos en la raíz (Luna et al., 2016).

La abundancia de bacterias en la rizosfera en comparación con otros microorganismos se puede deber a un rápido crecimiento y la habilidad de adaptación, donde pueden utilizar un amplio rango de sustratos como fuentes de carbono y nitrógeno, como la materia orgánica, su riqueza microbiana dependerá de los factores como temperatura, tipo de suelo, material compostante, contenido de la humedad, tipo de la labranza y fertilización, todos los organismos tienen importancia en el estudio de la relación microorganismos-plantas porque presentan una microbiota asociada y fundamental, para el mantenimiento del suelo como ecosistema las bacterias, por otro lado, sobre los hongos existentes en estos materiales, predominan los ascomicetos que se encuentran como los más abundantes de la rizosfera del suelo aproximadamente entre el 106 y 108, células por cada gramo del suelo, representando el 5% de la materia orgánica total seca presente en el suelo (R. Luna et al., 2016; Pumisacho & Sherwood, 2002).

Figura 6. Funciones de la Microbiota del suelo.

La rizosfera ha sido definida como el volumen del suelo, influenciado por la presencia de raíces en una planta viva cuya extensión puede variar de acuerdo al tipo de suelo la especie de planta, su edad y otros factores, se sabe que la en la rizosfera la interacción entre las bacterias y las raíces de las plantas pueden ser beneficiosa en este caso se puede considerar rizosfera como una zona de amortiguación microbiótica, en donde la microbiota sirve de protección para la planta al ataque de patógenos. Se puede estimar que las bacterias, hongos y diferentes microorganismos, que viven en la rizosfera pueden llegar a contener entre el 10 al 44 % del carbono asimilado y otra serie de compuestos lo que contribuye generalmente al incremento de las densidades poblacionales de los microorganismos y disponibilidad de nutrientes para las plantas (Calvo Vélez et al., 2008).

Para el cultivo de la papa, se recomienda la continua fertilización a diversos días de madurez de la planta ya que aumenta significativamente la biomasa microbiana del suelo, la importancia de la incorporación de la materia orgánica en el suelo favorecen la mayoría de los casos dependiendo del tipo de materia la biomasa microbiana al final del ciclo, es por ello que el hecho de la incorporación de un abono agrícola  cómo los fertilizantes, estiércol de aves  al inicio del cultivo incidiendo al  mejoramiento de las condiciones físicas del suelo aireación y porosidad, por la mecanización pudieron ser factores de importancia en la ganancia neta de la biomasa microbiana (Viteri Florez et al., 2016).

Según los estudios realizados por Anzalone & Lazo (2002) los microorganismos, a través de procesos de reducción y oxidación de la materia orgánica, transforman las sales minerales inorgánicas en amonios para luego transformarse en nitratos y así poder entregarle las plantas minerales tan importantes como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, estos últimos necesarios en los procesos de la tuberización para la papa, de la misma manera algunos microorganismos utilizando la materia orgánica en el suelo, tienen la capacidad de sintetizar sustancias que promueven el crecimiento de las plantas, absorbiendo el nitrógeno atmosférico solubilizando el hierro o el fósforo inorgánico, mejorando la tolerancia al estrés por la sequía, salinidad, materiales tóxicos, exceso de pesticidas otros productos son capaces de disminuir y prevenir los efectos causados por la patógenos .

El uso de fertilizantes altos en materia orgánica, aumentan las poblaciones de hongos y bacterias fijadoras de nutrientes, siendo esto beneficioso para el cultivo de la papa ya que necesita de elementos como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, para la producción, la diferencia de que los cultivos.  Los abonos de origen sintético no consideran a la microbiología del suelo como importante. Si comparamos las técnicas de cultivo que aplican abonos sintéticos y abonos orgánicos se observa una gran diferencia en la microbiología del suelo misma que se relaciona directamente con la disponibilidad de nutrientes para las plantas (Calvo Vélez et al., 2008; Cañedo & Ames, 2004; Pumisacho & Sherwood, 2002).

Efecto de la fertilización orgánica en el cultivo de papa criolla Solanum phureja

En un ensayo realizado por Muñoz & Lucero (2014) se sembraron tubérculos de papa criolla (S. phureja) pertenecientes a la variedad yema de huevo, con un peso de 38 – 42 g y un diámetro de 4,3 – 4,7 cm. En el lote seleccionado se trazaron tres bloques de 120 m x 6 m cada uno, para un área total de 720 m2 por bloque, con separación de 2 m entre ellos; en cada bloque se trazaron cuatro parcelas grandes de 28,5 m x 6 m con separación entre parcelas de 2 m. En cada parcela grande, se establecieron cuatro parcelas pequeñas de 6 m x 6 m; la separación entre estas parcelas fue de 1,5 m. En las parcelas pequeñas se trazaron seis surcos a una distancia de 1 m entre ellos y en ellos se sembraron 20 tubérculos cada 30 cm, para un total de 120 sitios por parcela pequeña. El área total empleada para el ensayo y la unidad experimental fue de 2.640 m2 y 6 m2, respectivamente.

El factor tuvo cuatro niveles, que fueron las dosis de fertilizante químico 13 – 26 – 6 de 0; 300, 600 y 900 kgha-1, y el factor B correspondió a las dosis de abono orgánico de 0; 800; 1.000 y 1.200 kgha-1; la preparación del abono orgánico se realizó con 2 meses de anterioridad al montaje del ensayo. La fertilización tanto química como orgánica se fraccionó en dos aplicaciones: a los 15 días después de la siembra se aplicó el 75 % y luego de 30 días, el 25 % restante. La cosecha se realizó a los 4 meses, cuando la piel del tubérculo no se desprendía fácilmente al hacerle presión y los tallos se habían secado, las variables evaluadas fueron:

Rendimiento 1: Al momento de la cosecha se seleccionaron los tubérculos que presentaron un diámetro de 7 cm o mayor, se pesaron y se calculó el rendimiento en kilogramos por hectárea.

Rendimiento 2: En la cosecha se seleccionaron los tubérculos que presentaron un diámetro de 5-7 cm, se pesaron y el rendimiento se calculó en kilogramos por hectárea.

Rendimiento 3: Se seleccionaron los tubérculos que alcanzaron un diámetro de 3-5 cm, se pesaron y el rendimiento se calculó en kilogramos por hectárea.

Rendimiento total: Consistió en el pesaje de todos los tubérculos y luego el rendimiento se calculó en kilogramos por hectárea.

Los resultados de la investigación se examinaron mediante el análisis de varianza para el rendimiento de primera, segunda, tercera y total, de las tablas de los cuatro análisis de varianza se compilaron los resultados parciales de ellas, para el rendimiento de primera, el análisis de varianza presentó diferencias altamente significativas de los tratamientos para las dosis de abono químico, abono orgánico y la interacción abono químico y abono orgánico (Muñoz & Lucero, 2014). Las producciones de papa de primera obtenidas concuerdan con lo reportado por Yánez (2018), quienes obtuvieron rendimientos de papa de primera a razón de 5.300 kgha-1. Además, se corrobora lo que anotan Cadena et al., (2012) respecto a que las dosis altas de abono químico no repercuten en mayores rendimientos, tal vez porque el nitrógeno favorece un desarrollo excesivo de follaje y no de tubérculos.

El comportamiento anterior permite inferir que las propiedades del suelo donde se desarrolló el trabajo afectaron la respuesta del rendimiento a los tratamientos, el alto contenido de materia orgánica y nitrógeno total puede influir para que el tratamiento sin aplicación de abono químico y abono orgánico presente un buen rendimiento (Muñoz & Lucero, 2014). Se aprecia también que las cantidades de K en el suelo son altas, y por lo tanto, hay mayor respuesta en los tratamientos con las dosis bajas del fertilizante químico. El cultivo de papa criolla es un cultivo altamente demandante de K, cuya fase crítica de absorción es muy breve; por lo tanto, debe haber una buena disponibilidad de este elemento para que la planta lo asimile con facilidad (R. Luna et al., 2016). Al respecto se menciona que el principal elemento responsable de la movilización del almidón desde las hojas hacia el tubérculo es el K, de tal forma que una buena disponibilidad de este nutriente es decisivo para la obtención de un alto rendimiento y calidad (Bravo et al., 2014).

En la localidad evaluada los mayores rendimientos de S. phureja de primera y total se presentaron con el tratamiento con abono químico y abono orgánico en dosis de 300/800 kgha-1, obteniéndose 6.366,7 y 13.888,9 kgha-1, respectivamente. Se encontró para el cultivo de papa criolla que las cantidades adecuadas de abono orgánico están entre 800 y 1.200 kgha-1 y la mejor dosis de fertilizante químico 13-26-6 es de 300 kgha-1. El cultivo de papa criolla en la localidad evaluada reaccionó favorablemente en cuanto a rendimiento con dosis altas de abono orgánico, mientras que la dosis de 900 kgha-1 de fertilizante químico 13-26-6 no incrementó la producción (Ventocilla et al., 2011).

Efecto de la calidad de la materia orgánica asociada con el uso y manejo de suelos en la retención de cadmio en sistemas altoandinos de Colombia

En otro estudio llevado a cabo en la zona de la microcuenca Santa Teresa, cuenca andina de alta montaña del río Las Piedras, en el Departamento del Cauca (Colombia), a partir del inicio del cambio de uso de bosque a cultivo de papa era de 1 año, Bravo et al., (2014) afirma que el proceso era acompañado de aplicación de cal Dolomita, 30 días antes de la siembra y corrección de deficiencia de fósforo con aplicación de fosforita y abonos orgánicos compostados, elaborados a partir de residuos de vegetales y animales y manejados con branza conservacionista. (p.4)

En todos los usos de suelo prevalece la MOH, una propiedad importante en la fertilidad y retención de metales en el suelo Bravo et al., (2014). En los suelos con cultivo de papa esta fracción fue de 79.92 %; mientras que en pastura fue de 66.51 %. Los resultados del fraccionamiento de la MOS muestran que el carbono orgánico de las fracciones en el suelo cultivado fue superior (P < 0.05) excepto para la MOF, lo que puede ser debido a la aplicación de abonos orgánicos con alta carga microbiana, que favorece el proceso de humificación, así como el uso reciente de este suelo.

La calidad de la materia orgánica tiene efecto significativo en dichos procesos. Una mejor calidad redunda en menor movilidad, previniendo la contaminación de aguas subterráneas y la toxicidad por bioacumulación (Muñoz & Lucero, 2014). En la MOH los ácidos húmicos tienen un papel primordial en la retención de Cd, formando enlaces fuertes en sus grupos carboxílicos y fenólicos, con mayor capacidad y fuerza de retención que el resto de fases adsorbentes; mientras que los AF (ácidos fenólicos) movilizan el metal por fenómenos de complejación y solubilización (Marín et al., 2017). El uso de estos suelos con cultivos y con un manejo adecuado que incluya corrección de acidez y suministro de nutrientes disminuye el riesgo de contaminación por Cd en un período corto de tiempo; no obstante, la fertilización fosfatada puede saturar la capacidad del suelo para retener este elemento (Muñoz & Lucero, 2014).

Efecto de la adición de materia orgánica sobre la dinámica poblacional bacteriana del suelo en cultivos de papa y maíz

En una investigación llevada a cabo durante el periodo 2008 – 2009 en terrenos de cuatro localidades del Valle del Mantaro, Perú. Se instalaron parcelas experimentales de papa (Solanum tuberosum L. Var. Canchan) y maíz (Zea maíz L. Var. Cusco mejorado) en las cuatro zonas anteriormente mencionadas bajo abonamiento orgánico (ovino (T1), cuy (T2), vacuno (T3), fertilización química (T4) y sin fertilización alguna (testigo, T5). La cantidad de estiércol fue de 15 t.ha-1 para cultivo de papa y de 10 t.ha-1 para cultivo de maíz. Las dosis de fertilizante químico fueron de 0,180 – 0,120 – 0,080 tm.ha-1 de N-P-K, respectivamente. Efecto de la adición de la materia orgánica en la diversidad poblacional bacteriana del suelo los perfiles de bandas que se obtuvieron a partir de las corridas electroforéticas (DGGE) fueron convertidos en una matriz binaria de acuerdo con la presencia o ausencia de bandas.

En los suelos donde se desarrollaron los cultivos de papa se encontró un coeficiente de similaridad máximo del 89% para los tratamientos T2 y T4. Esto indicó que ambos tratamientos favorecen el desarrollo de poblaciones bacterianas similares (Ventocilla et al., 2011). También se puede observar que los grupos T5–T3 y T1-T2-T3 proporcionan poblaciones bacterianas con una similaridad del 79% cuyo valor es un indicativo de la no variación dramática en cuanto al manejo de los suelos con diferentes opciones de fertilización.

En el estudio se concluye que el efecto del tipo de fertilización en la dinámica poblacional de las bacterias en el suelo resultó variable para cada zona experimental y cultivo (Ventocilla et al., 2011). No se encontró una relación directa concluyente entre el tipo de fertilización con la distribución de las comunidades bacterianas. En lugar de ello se pudo determinar que la variabilidad de las poblaciones bacterianas en los suelos está afectada directamente por el tipo de cultivo mas no por el tipo de fertilización (Cadena et al., 2012).

Alternativas de manejo del cultivo y preparación del suelo

Entorno a la revisión literaria que se ha realizado, el cultivo de papa requiere en primera instancia la realización de un análisis de suelo, a fin de determinar sus características físicas y químicas, esto implica almenos el análisis de los parámetros: estructura, textura, pH, CIC, CC y CE. El conocimiento de las características del suelo permite el diseño de las diferentes labores del cultivo como: riego, fertilización, encalado, filtración, etc. A este respecto USAID-RED (2008) recomienda repetir el análisis almenos de forma anual.

En suelos que requieren una corrección de pH, cuando su valor está por debajo de 5.5 es común emplear óxido de calcio (cal viva), hidróxido de calcio (cal apagada), carbonato de calcio en forma de dolomita cuya reacción es lenta, pero de uso común y finalmente la mezcla de materiales anteriores incluido yeso, a estos procesos de les denomina encalado (Bárbaro et al., 2005; USAID-RED, 2008).

En cuanto a la baja disponibilidad de materia orgánica se recomienda acciones pasivas y activas en cuento a la problemática, de forma inmediata el agricultor puede acceder a la compra de compost en cantidades que satisfagan las necesidades nutricionales del cultivo, la colocación del compost se lo realiza previo a la siembra, sin embargo en comparación con los abonos inorgánicos del tipo NPK, estos tienen concentraciones que facilitan el proceso de fertilización a este respecto se puede complementar la producción agroecológica de papa con materia orgánica y fertiriego con insumos de carácter orgánico, de igual forma se puede mejorar los rendimientos con la aplicación de bioles ricos en microorganismos benéficos, especialmente en etapas previas a la floración a fin de conseguir un buen follaje (Barrena, 2006).

Se recomienda dos medidas a largo plazo, la elaboración sistemática de compost propio del agricultor mediante el reciclaje constante de los residuos orgánicos propios de las parcelas, de la vivienda o hacienda y las podas, de existir producción pecuaria usar para este fin los distintos desechos animales y finalmente evitar el monocultivo, alternando cultivos orgánicos que impliquen el uso de microorganismos fijadores de nitrógeno a fin de mejorar la calidad del suelo para la siguiente siembra (Barrena, 2006; Merino, 2012; Ríos, 2016; USAID-RED, 2008; Vargas-Pineda et al., 2019; F. Zamora et al., 2008).

Conclusiones

Se ha determinado que la deficiencia de materia orgánica en el suelo, en primera instancia afecta a las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, en efecto, su baja concentración trasciende en el desarrollo pobre y un rendimiento bajo en cultivos de papa (Solanum tuberosum L.).

Los efectos de la baja concentración de materia orgánica originan problemas serios en la estructura del suelo, su inexistencia genera compactación, mala percolación, los cambios en el contenido de materia orgánica en el suelo pueden modificar algunas propiedades físicas como estructura, densidad aparente, porosidad total, porosidad de aireación, infiltración y límite superior de humedad productiva o capacidad de campo. Por el contrario, si el suelo tiene un contenido alto de materia orgánica presenta una mejor estructura y aumento de la presencia de canales o macroporos por efecto de la microfauna y macrofauna, esta actividad biológica favorece el desarrollo del cultivo de papa.

El cultivo de la papa es sensible al exceso de riego, la inexistencia o baja concentración de MO, pone en riesgo la producción, la materia orgánica influye en la coloración, así aquellos suelos con mayor contenido de materia orgánica tienen a una coloración más oscura, los agregados estables de la materia orgánica favorecen una mejor estructura del suelo, ya que las sustancias húmicas tienen un marcado poder aglomerante; se unen a la fracción mineral y dan buenos flóculos en el suelo originando una estructura grumosa estable, de elevada porosidad, lo que implica que la permeabilidad del suelo sea alta, en definitiva aumenta la porosidad y la aireación, de esta manera la MO, previene la muerte del cultivo a causa de exceso de riego o precipitaciones. De forma contraria, cuando el cultivo se somete a estrés por falta de riego, el humus característico de la MO retiene cantidades de agua importantes que previenen la marchitez del cultivo.

En el plano meteorológico, el suelo con bajo contenido de MO, presenta graves desbalances energéticos a efecto de la radiación solar que afectan al cultivo de papa, en tal virtud, es necesario implementar MO, al suelo a fin de mantener una coloración oscura capaz de retener mayor cantidad de radiación solar en el suelo, lo que se traduce como mayor disponibilidad energética para el cultivo y un equilibrio adecuado entre balance energético y balance hídrico.

En lo referente a suelos contaminados con diferentes productos químicos, se recomienda el uso de MO como aliado en la remediación biológica de los mismos, esto favorece el cultivo orgánico de la papa, si bien es cierto, el tubérculo posee una cubierta que lo blinda del efecto de estos insumos, la MO, acelera la degradación de estas moléculas contaminantes y recupera sus características de fertilizad, su efecto directo mejora el rendimiento y a largo plazo reduce la necesidad de fertilizantes convencionales generando al productor un relativo ahorro económico. El uso de MO como fuente primaria de fertilización, promueve el desarrollo de prácticas culturales que favorecen al medio ambiente, optimizan los recursos en la UPA, mejoran la calidad de los productos e implican procesos de biorremediación rentables y sostenibles.

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2 respuestas a «Efecto del bajo contenido de materia orgánica en el suelo en el cultivo de papa (Solanum tuberosum L.)»

  1. Reblogueó esto en BIG DATA Experience, 09 de Octubre 2013, JW Lima Marriot Hotely comentado:
    Pachamama: respeto a la madre naturaleza y a sus ciclos de producción, dictados por nuestro padre, el Sol, y al agua sagrada, todo en movimiento constante, desde el principio… #CalentamientoGlobal #GlobalWarming #ecología #ecology #agricultura #agriculture #plastificación #plastification #Internet de las Cosas #InternetOfThings

  2. Muchas gracias por compartir nuestro contenido !!! un abrazo fuerte en la distancia!!!

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